
Por sorprendente que parezca el objetivo de la fotografía demás de la experiencia misma, es que la imagen pueda ser grabada y mostrada en un soporte físico. Admitamos, por brevedad y para evitar toda polémica, que un servidor remoto cuando es consultado por una página web o por una aplicación se comporta como un tipo de soporte. La imagen desaparece y reaparece tantas veces como quieras. La previsible evolución tecnológica pondrá sobre la mesa tipos de soportes hasta ahora nunca vistos, como por ejemplo: (a) las imágenes holográficas en alta densidad, (b) pantallas desplegables con profundidad, (c) fotos en los que el consumidor puede interactuar, tal como ocurre con las panómicas 360ª, facilitar cambiar la perspectiva, modificar el enfoque o la luminosidad, hacer zooms, información adicional multimedia, realidad superpuesta … . El espectador también se comportará como un creador. No se sorprenda, la fotografía no ha hecho si no empezar. Los soportes con dirección digitales a lo analógico como las pantallas tienen us ventajas: la imagen es en principio abierta y pública, social y accesible, visible en todo el planeta y hasta en la estación espacial internacional, instantánea. Con la tecnología actual un fichero jpg de calidad media de 120p casi resuelve satisfactoriamente este propósito sin problemas.
La imagen analógica impresa en papel tiene muchas desventajas. Sólo lo puedes ver en un lugar concreto, respecto a las fotografía del siglo XXI es bidimensional y local. Imprimir en papel es una variante del arte fotográfica aunque lo la única. Mola y esta es la clave. La evolución de los soporte de visualización será unos de los ejes de desarrollo de la fotografía frente a la humilde impresión en papel, una obra artística cerrada. Este sentido restrictivo de la fotografía como arte acabado singular en papel también me gusta. El arte fotográfico se especializará y se ramificará más aún siendo el papel su formato mas primitivo, uno de sus posibles finales. Detalles. La perspectiva de trabajar fuera de la cámara «only RAW» es otra posible autolimitación que asumiría si fuera un gran fotógrafo. Por desgracia no lo soy. En el otro lado tendremos imágenes que alimentan pantallas, que han sido procesadas con «photoshop» o «capture one» cuya finalidad se encuentra lejos de la realidad reproducida, separada de la exactitud y la documentación de la misma. La fotografía moderna se desentiende mayor grado de las propiedades físicas de la luz lo cual aporta un gran margen de creatividad. Photoshop no ha perjudicado la fotografía, más bien ha ampliado la forma de entenderla. Para los «carcas» como quien les escribe, siempre dispuesto a autolimitarse, (a) la impresión en papel es esencial como arte fotográfico, uno estilo entre muchos, como obra de arte individual y cerrada, (b) con la mínima intervención digitales y si fuera posible, (c) en un cuarto oscuro sobre negativos convencionales o placas fotográficas. En el sentido clásico, (d) la definición y nitidez es (era) la clave en mi generación. En realidad me conformo con imprimir en papel y que el resultado sea artístico, que conlleve implícito una buena dosis de creatividad entendido en sentido amplio. La opción del laboratorio químico fotográfico la descarto por falta de recursos económicos, por lo que la búsqueda de un sustituto es una tarea primordial: la impresora digital por inyección de tinta altamente especializada con papel fotográfico para ese fin. Este es el nuevo ecosistema pseudoanalógico, la única alternativa asumible en términos económicos para quién busque imágenes en papel.
En resumidas cuentas, cuando escribo «impresión, en realidad me refiero a grabar el fichero original digital o analógico en el papel, bien (a) a través de impresoras de inyección de tinta, (b) bien con scanners digitales de placas o negativos analógicos, o como (c) impresión lumínica de un negativo o placa en papel por procesos fotoquímicos, fotografía de laboratorio o cuerpo oscuro.
En este post, la idea desarrollada, un pensamiento personal reemplazable por cualquier otro, es que debes elegir tu equipo fotográfico en función de la reproducción final, y no a la inversa. Si tu sueño es publicarte fotografías en 50×50 cm, o panorámica de 150 cm un ancho continuo de papel tamaño A2 entonces tendrás que elegir una cámara, una óptica y un procesamiento digital muy diferente si lo que quieres enseñarla en tu terminal móvil o en la patanta HD de tu computador. De este punto hablaré en otro post. Atención, la impresión en tamaños pequeños y medios (20×30 o menores) con cámaras Fullframe (FF) o de Formato Medio (FM) también genera una apariencia única. Los formatos medios también tiene sentido para la impresión en papel en pequeñas dimensiones, especialmente en el tratamiento del color gracias a formatos como RAW de 16 bits.
La impresión en papel con resolución de 2400 x 1200 ppp en papel a partir de ficheros sensores 36 x 24 mm (FF) 42 megapíxles de resolución requieren cámaras y ópticas muy exigentes. Aún mejor sería un fichero de tamaño medio (FM) capturados con sensores de 51 megapíxles de resolución para 43,8x32,9 mm, 1.7 veces más grandes que un sensor de 35mm con decenas de veces mayor resolución en cada p.p.p. que una cámara FF. El motor gráfico de la impresora es el que asume esta operación y es su auténtica alma. «Burro grande …. pero que ande«.
Siendo realistas, si quieres imprimir para pantallas o papel fotográfico muy pequeño, para libro de bodas por ejemplo, con una cámara como la Fujifilm X-T3 con sensor APS-C de 26 megapíxles vas muy bien. La X-T3 guarda una excelente resolución, la mejor relación x precio, y su tratamiento del color mejora a los sistemas Canon. Para formatos de papel A3 y A2 todo parece indicar que las cámaras tipo Sony Alfa AII de 24 megapíxles con sensor fullframe 36 x 24 mm parecerían suficientes pero tengo serias dudas apoyadas en mi experiencia. En realidad ,la información reflejada en la fotografía lejana de paisajes se ve seriamente muy comprometida. Incluso con una cámara de 46 megapixeles FF de 35mm -tipo Sony AIIR- mejora sin resolver, digamos que es el mínimo razonable. Una fotografía tamaño A3 con papel con una densidad alta requiere mucha información. Expondré mi punto de vista en el siguiente post. Hasta ahora 35mm era la opción realista para la impresión en papel. La cosa ha cambiado.
Quieres imprimir en papel, tamaños A2 (420 x 594 m) y A3 (297 x 420 mm) desde tu casa. Crees que tu cámara Sony AIII, AIIIR o Nikon Z7 armada con una excelente óptica aportarán la información de necesaria para una imagen impresa de medio metro. ¿En qué impresoras confiarías? Muy claro para nosotros: Canon Prograf Pro 1000 (A2 + 12 Tintas) o Canon PIxma Pro10S (A3 + 10 Tintas) proporcionan una base material sobresaliente con un tamaño de gota muy pequeño y envuelto con un componente a la vez protectora y principio activo lumínico.
La elección de imprimir depende de un tema adicional: el costo dispuesto a asumir por cada fotografía impresa, sin retorno esperado, sólo por motivado por tu sentido estético personal. Es increíblemente mayor que publicar en pantallas digitales. Las primeras 100 fotografías hechas con el modelo de la Prograf 1000 de Canon tienen un costo de 15,50 euros por unidad. Has dejado de ir al cine con tu pareja una vez por fotografía «positivada», que, por supuesto, vivirá «encanta-o» contigo por tu nueva adquisición, un trasto de un volumen importante, 12 kilos de peso y muy costosa. Las siguientes impresiones nunca bajarán de 3,25 euros por unidad en función del tipo de papel y la elección de las tintas. Vas a tener que pensarte muy bien lo que quieres terminar en formato de papel.